Ainhoa puebla es trabajadora del Centro Especial de Empleo de Envera y voluntaria contra el COVID-19 en el Ayuntamiento de Guadalix de la Sierra
También realiza voluntariado con Cruz Roja en el servicio de oncología infantil de La Paz y en la Fundación Real Madrid
Madrid | 28 de abril
Ainhoa Puebla, de 38 años, empleada en la lavandería del Centro Especial de Empleo de Envera en San Fernando de Henares (Madrid), está volcada estos días en atender, como voluntaria del Ayuntamiento de Guadalix de la Sierra, a las familias y personas mayores o enfermas que no pueden o deben romper su confinamiento para ir a la compra: ella lo hace por ellos. Cada día, desde que empezó el estado de alarma en España por COVID-19, Ainhoa se pone al servicio de los que más necesitan de apoyo y acude por ellos a los recados para que puedan tener todo lo que precisan.
Ainhoa cuenta cómo es el voluntariado que lleva a cabo: “desde el Ayuntamiento me llaman, me dicen lo que debo recoger en el supermercado y lo llevo a las distintas casas. Suele ser la compra para unas cinco familias. Es una alegría poder darles esta atención y ellos están muy agradecidos. Para mí es fenomenal echar una mano y para ellos es muy importante no salir de casa. El otro día –explica- desde la puerta me contó una señora muy viejecita que su marido estaba muy mal del corazón, que le habían puesto tres stent y que estaba hecho polvo. Me dio tanta cosa que le dije que si me daba permiso, y para que no cargara con los seis litros de agua que había pedido, se los metía hasta la entrada, porque ya sabes que no podemos pasar, solo dejarlo en la puerta. La pobre me dijo que pasara, que sólo faltaba… En fin, te encuentras casos que dan mucha pena”.
El voluntariado siempre ha formado parte de la vida Ainhoa. Durante más de tres años ha estado en un grupo de entre seis y siete voluntarios del Servicio de Oncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz para “jugar con los niños ingresados, entretenerles un rato, en una sala común o en sus habitaciones, y que los papás también pudieran tener un momento de respiro para tomar un café o dar una vuelta. El primer día que fui, mi madre me dijo: ¿tú sabes dónde te metes? Y volví encantada de la vida. ¿Cómo no estar feliz animando a esos padres y a esos niños que están deseando ver a alguien distinto, a alguien que les entretenga? Pero también he pasado momentos muy tristes. La mayor pena fue el día que sólo fui yo de todo el grupo y me quedé en la habitación con una niña de dos años y medio mientras la madre, que no podía más de agotamiento, salió un momento. Entonces la niña empezó con taquicardias, no hubo manera de que saliera de eso y falleció. Y esa es la gran pena que me llevo: la pena de cuando no puedes hacer más”.
El espíritu altruista de Ainhoa no se queda ahí. También ofrece su tiempo como voluntaria de la Fundación Real Madrid para asistir a los espectadores con discapacidad que acuden al Santiago Bernabéu para disfrutar del fútbol. Una actividad que, por ahora, no es posible realizar tal y como cuenta ella misma en una entrevista para el programa Juntos somos más fuertes de Radio Terrícola (minuto 42:30).
Ainhoa Puebla, voluntaria, trabajadora y deportista del Club Ícaro Envera, con el que ha escrito algunas de las páginas más brilantes del deporte inclusivo, es un ejemplo de superación y de solidaridad. Como le dice su madre llena de orgullo: Ainhoa, tú vales mucho.